Equilibrar nuestra parte masculina y femenina nos permite estar alineados a nuestra esencia como seres humanos, hace que nos sintamos bien y que podamos relacionarnos de una forma sana con los demás.
Todos, tenemos nuestra parte femenina y masculina, el problema es que la mayoría de las personas desconocen lo importante que es saber utilizar estas dos partes para que estén equilibradas. Veamos qué trata cada parte.
Parte masculina: Engloba todo lo referente a la fuerza, la organización, la lógica, el razonamiento, el saber poner límites, el impulso, el control, empoderamiento, acción… Se asocia con el lenguaje de la mente. Está regida por la parte izquierda del cerebro.
Parte femenina: Engloba todo lo referente a la intuición, creatividad, emociones, empatía, sensibilidad…Se asocia con el lenguaje del corazón. Está regida por la parte derecha del cerebro.
Lo ideal, como he dicho al principio de este artículo, es tener ambas partes equilibradas. Es decir mostrar sin problemas nuestra sensibilidad, intuición, creatividad…Cuando sea necesario, pero saber que cuando la situación lo indique hay que poner límites, armarnos de valor/coraje o empoderarnos.
Ni nuestro pasado, ni la sociedad en general, tanto para las mujeres como para los hombres, han contribuido en absoluto a fomentar estas dos partes.
En el caso de las mujeres, se les anuló por completo la parte masculina o mental, la del poder, la fuerza o la acción.
Por otra parte, a los hombres también se les anuló radicalmente la parte femenina o lenguaje del corazón, la sensibilidad, creatividad…¿Cuántas veces hemos oído la frase » los hombres no lloran»? Creo que en demasiadas ocasiones.
En mi caso, este tema fue un gran descubrimiento. Des de niña siempre he sido una persona altamente sensible, sufriendo muchísimo sobre todo en la infancia por no saber gestionar correctamente esta gran sensibilidad, hasta que descubrí que si trabajaba mi parte masculina, la cual tenía totalmente ignorada, me sentía segura y mi autoestima aumentaba considerablemente.
En definitiva, se trata de saber utilizar sabiamente tanto la mente como el corazón sin discriminar ninguna de las partes. Ambas son poderosas e imprescindibles para estar bien con uno mismo y tener relaciones sanas.
Espero que este artículo te sea de gran utilidad.